Durante dos meses, desde mediados de julio a mediados de septiembre, he venido realizando visitas vespertinas a la salina de la Tapa para continuar, un año más, con el seguimiento de la entrada de charranes y fumareles durante el paso postnupcial tras la temporada reproductora.
Las aves necesitan de un lugar para descansar y pasar la noche ("dormidero"); la salina les ofrece la seguridad suficiente para que al día siguiente, charranes y fumareles, continuen su periplo migratorio o vuelvan a aguas del Golfo de Cádiz a alimentarse y ganar grasa.
Cientos de aves se van congregando en los cristalizadores de la salina, cristalizadores donde la acción de las altas temperaturas aderezadas con los vientos de levante y poniente favorecen la precipitación paulatina de la sal.
El nivel de agua disminuye al tiempo que la sal emerge formando pequeños islotes blancos ideales posaderos para charranes y fumereles.
De la lectura de anillas, al menos este año, podemos confirmar que nos han visitado aves anilladas en Escocia, Irlanda, Inglaterra, Alemania, Holanda, Italia, Polonia, Israel y España.
Las especies habituales siguen siendo:
Charrán patinegro Thalasseus sandvicensis.
Charrán común Sterna hirundo.
Fumarel común Chlidonias niger.
Esta temporada, las especies ocasionales han sido:
Fumarel aliblanco Chlidonias leucopterus con una único registro de un ave juvenil.
Charrán rosado Sterna dougallii con 51 registros y un mínimo de 8 aves, entre adultos y primeros veranos/segundo año.
Charrán bengalí Thalaseus bengalensis con 22 registros y un mínimo de 6 aves, todos adultos.
Charrán elegante Thalaseus elegans con 37 registros y un máximo de cuatro aves, tres adultos y un juvenil.
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